La tarea fue coordinada por Protección Civil de Río Negro y contó con el accionar de bomberos, policías, el Municipio de Comallo, Gendarmería Nacional y el equipo de rescate del Club Andino de San Carlos de Bariloche.
Fernando se extravió el martes por la tarde, cuando se dirigía desde Cañadón Bonito a Coquelén. “Había salido a caballo, acompañado por su perro. Pero las condiciones climáticas le impidieron orientarse para regresar. El viento y la nieve cubrían todo”, explicó el titular de Protección Civil, Adrián Iribarren.
Pese al mal clima, logró usar su teléfono celular para comunicarse con su familia y dar aviso de su situación. Algunos amigos salieron a buscarlo, pero moverse entre la nieve era imposible.
Confirmando que Fernando ya no podría volver por sus propios medios, el miércoles a las 11 se reunió el Comité de Emergencia en Comallo y dispuso montar un operativo. “El joven se seguía comunicando por celular, y brindar algunos datos sobre su estado”, detalló Iribarren.
Pero llegar hasta el lugar, a unos 20 kilómetros, no era tarea fácil. Bomberos y policías salieron a caballo. Cada minuto que pasaba era determinante para encontrarlo con vida. El desplazamiento de los equipos era muy lento. La nieve acumulada llegaba al pecho de los caballos y les impedía moverse con naturalidad.
Pasadas las 19 el primer grupo volvió sin novedades. Sumado a eso, Fernando se quedó sin batería en su celular y se cortó toda comunicación.
Se sumó un tractor y más gente a la búsqueda. “El tractor iba despacio, porque el alto de nieve era terrible. Fernando había empezado a dar información confusa, se notaba que estaba cansado y desorientado. Se complicaba”, relató Saúl Muñoz, vecino y funcionario de Comallo que participó de la búsqueda.
La búsqueda se extendió casi toda la noche. Los rescatistas regresaron al puesto a las 4 de la mañana del jueves. Descansaron, tomaron algo caliente y volvieron a salir a las 6. El amanecer los encontró en plena búsqueda, arriba de un cerro.
A media mañana lograron encontrar un alambrado, que facilitó la orientación. Pero comenzó una tarea difícil, paso a paso, por el filo de los cerros, subiendo y bajando, con nieve hasta la cintura.
“Paleábamos, hacíamos dos pasos y seguíamos paleando”, explicó Muñoz. Hasta que el grupo logró llegar a la cima de un cerro y vio a Fernando, a unos cinco kilómetros. Junto a él estaban su perro y su caballo, fieles acompañantes.
“Los últimos metros fueron eternos. No llegábamos más. A los 200 metros le gritamos, y nos respondió. Ahí respiramos todos. Ya no podía moverse mucho. Tenía las piernas congeladas y estaba cansado, pero consciente”, recordó Muñoz.
Fernando fue trasladado al hospital. Estaba en buen estado general, con sus piernas muy lastimadas, y agotado de luchar dos días contra la nieve, el frío y el viento.
“El éxito de este operativo se basó en el coraje y la determinación de todo este equipo, de estas personas que salieron buscar a un vecino arriesgando sus propias vidas, sin importar el frío ni la distancia”, remarcó Iribarren.