La misma se llevó a cabo en dependencias del Ministerio de Seguridad y Justicia, organismo que participó de dicha actividad junto a los ministerios mencionados anteriormente, como además Agricultura, Ganadería y Pesca y la Jefatura de Policía de Río Negro.
Los organismos participantes realizaron una encuesta destinada a recabar datos que permitirían futuras acciones para “reducir nuestra huellas alimentaria”. A su vez, se entrego un folleto con una serie de recomendaciones y sugerencias para reducir los desperdicios, con la finalidad de sensibilizar a la población sobre la “huella alimentaria”.
La actividad va en consonancia con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), y se eligió la protección social como tema para esta conmemoración, a fin de destacar su importancia para reducir la pobreza y garantizar el acceso a los alimentos, o a los medios para comprarlos.
Por otra parte, muchos de los encuestados accedieron a realizar una foto con un cartel difundiendo un mensaje de cómo se reduce su huella o se cuida los alimentos. Este registro fotográfico se publicará en las redes sociales y páginas web de los distintos organismos.
No obstante, los datos relevados en las encuestas serán procesados a fin de poder analizar distintas líneas de acción que permitan una mayor sensibilización y concientización, con respecto a los desperdicios y pérdidas de alimento.
Los organismos participantes recordaron que en Argentina el 41,5% de la bolsa de residuos domiciliarios contiene desperdicios alimentarios como pan, cereales, frutas, verduras y lácteos. En este sentido, también se informó que en el país 11,3 % son pérdidas y 1,2 % desperdicios.
En cuanto a las pérdidas de alimentos, se especificó que ocurren durante la producción, pos-cosecha y procesamiento de alimentos, y se remarcó que muchas veces están relacionadas a fallas en los sistemas de producción, almacenamiento, transporte y distribución de productos.
Para finalizar, explicaron que los desperdicios, se refiere a los descartes que se producen en los niveles de comercio minorista y consumidor, es decir, la comida perfectamente comestible que termina en cestos de basura.